viernes, 26 de mayo de 2017

Madikeri and Kannur, Between Jungle and Beaches


The Western Ghats stretch along the Indian southwest coast and shelter the drier inland from the tropical Malabar spice coast. The Ghats are also home to elephants, coffee plantations, tigers, forest and spices, and this perspective took us to Madikeri in the middle of the mountains or rather high hills. Upon arriving in this moderately touristy (and mainly domestic tourism) place we were surprised by 24 hour tourist/travel office giving reliable, friendly and useful advice, hooking us up with a local guide for next day's hiking trip. We met our guide Chanapa, a small, smiling, soft spoken local Indian in his 40tees the next day in the same office. While Chanapa used to be a assistant in a local bank, he was drawn into the tourism sector as a local guide and the joy of this job radiated on his face and worked pleasantly on our moods. We headed off in the local bus for the trail head and started walking through forest and hills, spotting occasional elephant tracks, birds and a snake and learning about local plants and their application. Apart from being quiet, away from all the hustle and bustle and beautiful nature, the bonus of the hike were the stretches through coffee and spice plantations, carefully pointed out and explained by our guide. Traditionally being the fertile Spice Coast, providing emperors and kings alike from China to Rome with pepper and cloves, many of the land was cultivated by the local farmers and apart from the 3 coffee varieties, arabica, robusta and liberica, we walked along pepper bushes, ginger and turmeric fields, cardamom plants and cinnamon trees. 





Después de nuestro largo viaje en bus, llegamos por fin a Madikeri... Lugar al que decidimos ir por su reserva nacional donde puedes encontrar tigres, elefantes, diversidad de pájaros, serpientes, chanchos salvajes y búfalos salvajes. Como buenos exploradores y ansiosos de nuevas aventuras, apenas llegamos fuimos a la oficina de turismo para poder coordinar un tour por las montañas y parque nacional de Madikeri. En la oficina nos ofrecieron una caminata de 3 días, durmiendo dos noches entre los campos de café y pimienta acompañados por un guía experimentado. Aceptamos entusiasmados! 
A la mañana siguiente, volvimos a la oficina de turismo, donde muy puntual nos esperaba Chanapa, nuestro guía. Un hombre de estatura baja, piel tostada por el sol, ojos oscuros y una sonrisa de oreja a oreja que mostraba todos los dientes blancos cuando nos vio aparecer. Desde un inicio, me cautivo su carisma, sencillez y humildad. Durante la caminata nos iba explicando todo lo que veíamos alrededor, tipos de plantas, árboles, distintos tipos de aves, lagartijas, ardillas, gallinas silvestres, de vez en cuando él daba una señal de alerta levantando la mano y todos parábamos inmediatamente y nos poníamos atentos a escuchar a nuestro alrededor, ya que estábamos atravesando una reserva donde se protegían tigres y elefantes, había la posibilidad (baja) de poder cruzarnos con alguno de estos animales..., por lo tanto cada vez que Chanapa daba la señal de alerta yo automáticamente miraba a mi alrededor y buscaba hacia dónde debería correr y esconderme o que árbol tenía cerca para intentar treparlo cual mono. 
En una oportunidad, estábamos caminando por un sendero angosto entre arbustos con espinas y espigas que nos llegaban hasta la rodilla, Chanapa que iba un metro más adelante (yo iba segunda) agarra un palo rápidamente y dice algo en voz de alerta, a lo que yo escuche "a tiger" ... Di un salto hacia atrás, me di vuelta y corrí hacia Johan que venía muy sereno detrás mío, alertándolo con palabras que no puedo repetir #*¡!¥$$$#¡!¡! de que venía un tigre... Pero yo había escuchado mal, era una serpiente que estaba entre los arbustos y producto del escándalo y ruido que hice, la ahuyenté y nadie más pudo verla jajajaja. 



While the nature reserve we walked through was tiger habitat, the chance of spotting one was extremely rare. While 10 years ago in this area, the biggest amount of fatalities were through snake bites, nowadays, by far the biggest danger, are the wild elephants. While peaceful and intelligent, their increasing population due to conservation efforts makes human-elephant interaction much more frequent leading to occasional crop destruction and an eventual encounter with solitary elephants who in their rage can trample and kill people. Our lunch spot was in a simple but most beautiful house in one of the hill villages, where the lady of the house had a spicy curry and veggies prepared with roasted chapatis and rice. The lunch spot was surrounded with flowers and spices bringing color and aroma to this quiet spot. While our host rolled beedies, our local cigarettes, for 200 rupee (3USD) for 1000 pieces, with the skill reminding us of Cuban women rolling cigars, we chilled out and slept a refreshing siesta in the sun. Another few kilometers than took us to Chanapas house, which again was simple but welcoming and where we enjoyed apart from drinks and food provided, from the tranquility, the magnificent sunset, hornbills and other exotic birds in the surrounding groves and the night sounds in the coffee and spice plantations. Unfortunately, during the night the rain, caused by a Bay of Bengal typhoon flooding Chennai, started and lasted for the next 3 days, due to which we had to abandon our second day of hiking on the mountains, not prepared for the rare rainy weather. We took off on another odyssey on local buses, passing through more spice plantations and changing buses in a spice commerce town, where spices were weighted, sold, negotiated, prepared for wholesale and export. Few were the details in the trading scenes where one could ensure to be in the 21st and not on the 16th century, jute bags of spices, old style balances and scales, small shops in bazaars, buyers and vendors chewing betel nut and smoking beedies....if only the bloody honking motorcycles could be donkeys. Finally, in the late afternoon we made it to Kannur, a city which Marco Polo described as a great emporium of spice trade and a rickshaw dropped us of on a deserted beach, where Thomas stayed looking after the backpacks and the rest of us went in search of the famous Keralan hospitability in one of the local stylish homestays, and as such we settled in our ocean view rooms in the Blue Mermaid.




Nuestro día terminó en casa de Chanapa, una casita entre campos de café y pimienta, donde fuimos recibidos por su amable esposa quien nos esperaba con una jarra de limonada. Después de darnos un baño de agua caliente, nos pusimos ropa limpia y abrigadora , nos relajamos en su patio trasero y disfrutamos de la vista magnífica que teníamos de las montañas, las plantaciones de café y árboles frutales, vimos pasar diferentes tipos de aves, y en la noche nos dimos un festín de típica comida Hindu preparada por su mujer. La comida estaba deliciosa, una variedad de curry de vegetales, arroz, tortillas, panes... y te. A la mañana siguiente amanecimos con lluvia, nublado y el sendero que debíamos seguir era más lodo y barro que camino, por lo que tuvimos que dar por finalizada nuestra excursión y volver a la ciudad en busca de un bus que nos lleve a Kanur, un pueblo balneario donde habíamos decidido pasar unos días. Nuestra caminata por las montañas de Madikeri me gusto mucho, especialmente la adrenalina de saber que podíamos ver algún animal salvaje, aunque solo vimos huellas de elefantes en el camino, el solo hecho de estar caminando en un ambiente de naturaleza, cruzando senderos marcados por huellas de elefante, rastro de la presencia de chanchos salvajes y búfalos salvajes que iban abriendo distintos caminos y podías identificar que un animal de gran tamaño y peso había pasado por ahí aplastando plantas y rompiendo ramas. Ese tipo de caminatas me encantan, donde no sólo disfrutas del sentido de la vista, sino que agudizas el oído para estar alerta de tu entorno, y también cuando haces uso del sentido del olfato para oler presencia de animales cerca. Quizá en mi otra vida (como dirían los Hindu) fui una aventurera o cazadora, y es por eso que ahora se me hace tan fácil agudizar mis sentidos cada vez que salimos de caminata y nos internamos en la naturaleza. 
Al inicio, cuando recién empezamos con las caminatas y yo no las disfrutaba tanto porque no estaba acostumbrada y me cansaba rápido, era Johan el que iba delante y hacia de guía; con el tiempo fui agudizando mis sentidos y era yo la que detectaba y veía animales camuflados entre árboles, ramas, arbustos, o escuchaba pasos de los animales cuando hacían ruido al pisar hojas secas, o los olía (murciélagos, chivos...) desde entonces, cuando salimos de caminata soy yo la que va al frente como perro sabueso para detectar animales y avisar a Johan que viene detrás para que pare y pueda observar lo que vi. 




We had previously stayed in homestays, which are usually nice, little, relatively simple and sometimes humble places, but this one was definitely a top end homestay. Nicely decorated rooms with huge balconies looking out over the ocean, surrounded by an immense and beautiful garden bordering the beach, thatched roof pavilions in the garden to relax or have dinner and superb Keralan dinners included in our stay. We played scrabble, walked on long stretches of beach, set off running in the early morning, swam in the exquisite water and relaxed. The lifestyle in this southern part of India, including Goa and Kerala, and keeping just slightly away from the main tourist hotspots can be incredible, considering the kilometers and kilometers of coast and beaches, exquisite climate, Indian life but way more relaxed than the north and with a bit of Mediterranean flair, much lower population density, marvelous architecture of the coast side residences and incredible food. If one day I need a peaceful environment to finish writing a book or to reflect on my autobiography, this part of India is definitely high on the list. But all good things come to an end and we found ourselves again residing in a cheap guesthouse in the transport, commerce and domestic tourist hub of Kannur for an early train the next morning to Kochi. Having the choice for late night entertainment between the "beer and wine parlour" or the local movie theater with Hindi and Malabalay spoken movies on the menu we went for the latter, and though slightly distracted by the expiry date of our popcorn bag and the AC on 12C, we could easily follow the Hindi Bollywood movie about the usual complex relationships and choices of a twenty something year old well off Mumbai girl. For the local public the highlight of the 2 hours, judging by the sudden cheers and screams, was the run one of the male characters made from shower to his room with a 3 second one-and-a-half buttock glimpse. After a delicious dinner in a simple restaurant full of locals puzzled about what the hell we were doing there and a short sleep we boarded the train to Kochi, a hotspot of European colonialism and the spice trade. 




Llegamos a Kanur cansados después del viaje en bus, recuerdo que estaba lloviendo cuando descendimos de ese tuk tuk, nos dividimos en grupos para conseguir un hospedaje, Chloe fue por un lado y Johan y yo por otro, mientras Thomas esperaba en medio de la playa cuidando todas las mochilas y mojándose. Al final después de un consenso decidimos por un Guesthouse que consistía en una casa grande con habitaciones con balcones frente al mar. Teníamos un jardín enorme lleno de flores de colores, palmeras y hamacas donde poder relajarnos. La dueña nos deleitó con los desayunos y la cena especialmente era deliciosa... siempre cosas distintas, ingredientes aromáticos y muy sabrosos. Disfrutamos de nuestra estadía, jugando scrable cuando afuera estaba lloviendo, leyendo en el balcón bajo techo pero con vista al jardín y mar, y cuando al día siguiente el sol decidió salir y la tormenta paso, salimos a dar una caminata por la playa y aprovechar los rayos de sol. El último día en Kanur, decidimos alojar en un hospedaje cerca de la estación de trenes dado que nuestro tren salía temprano, nos convenía dormir cerca de la estación para evitar contratiempos. Por la noche decidimos ir a ver una película de Bollywood, Johan y yo ya habíamos ido al cine antes, y como en la mayoría de las películas Bollywood, hay momentos de baile y canto, nos gustó... Pero habíamos leído en blog de otros viajeros que a veces en los cine cuando el musical es famoso, todos los asistentes se paran de sus asientos y se ponen a bailar, lo cual encontrábamos espectacular y queríamos experimentarlo, por lo que sugerimos a Thomas y Chloe de ir a ver una película... Para nuestra mala suerte éramos muy pocos los del público, nosotros 4 y 3 chicos Hindu un poco más allá, no suficiente para armar la fiesta, pero aun así disfrutamos de la noche de película, pop Corn pasado y aire acondicionado exageradamente frío. 







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