miércoles, 31 de mayo de 2017

Living a week in the Shivananda Ashram


We checked in in the peaceful environment of the Shivananda ashram near Trivandrum in Southern India. After a light vegetarian lunch we were immediately invited to step in the afternoon yoga class, which was in its 4th day of the course. I was abruptly woken of my arrival in the oasis of peace and calm by a session of harsh physical abuse by a French lady dictating us postures and positions. In the first evening of our retreat I was completely destroyed and the next morning, when the 5 o'clock bell rang, I could barely get out of my bed. Nevertheless, I gradually got into the yoga exercises and with the improvement and increased physical strength came the enjoyment. The sessions consisted of breathing exercises and postures and would always end with a session of complete relaxation in which I would end up snoring.


Bajamos en el paradero de buses, con mochilas en la espalda y nuestros Mad recién comprados, empezamos a caminar cuesta arriba con dirección al Ashram de Shivananda que se encontraba en la cima de una pequeña montaña. Llegamos al Ashram, nos registramos en recepción, nos entregaron un par de sabanas, mosquitero y nos guiaron a cada uno a los dormitorios compartidos, obviamente hombres y mujeres en dormitorios separados. 
Ingresé a mi dormitorio donde por lo menos habían 20 o 30 camas, tuve que elegir alguna vacía donde puse mis sábanas, arme mi mosquitero y deje mi mochila. Me puse ropa más cómoda y baje nuevamente al patio y jardín del Ashram donde me encontré con Johan. De pronto suenan las campanas a las 3 de la tarde y vemos que todos empiezan a enfilar y subir escaleras hacia uno de los amplios salones sin ventanas, pregunté a una de las tantas personas que se encaminaban al salón, de qué se trataba esa reunión  y me indicaron que eran las clases de yoga obligatorias... Por lo que corrimos con Johan a buscar nuestros mad y poder asistir a nuestra primera clase de Yoga. Yo había hecho un poco de yoga antes de emprender el viaje, pero nada parecido a lo que se practicaba en este Ashram. Los ejercicios y posiciones eran realmente fuertes, no eran complicadas pero necesitabas de muuucha fuerza en los músculos y mucho autocontrol, cosa que yo claramente no tenía al inicio del curso jajaja. Sufrí el primer día, segundo y tercero. Me dolía TODO, hasta músculos que no sabía que existían en mi cuerpo, pero ya después del tercer día, todo fluía con naturalidad, ya las posiciones y posturas las podía  realizar sin tanto esfuerzo y a decir verdad, fueron los 7 días que mejor dormí en todo el viaje, terminaba tan cansada físicamente y mentalmente que a las 10pm ya estaba dormida. Luego a las 5:30 am de la mañana sonaban las campanas que te despertaban para que a las 6 am estés ya sentado en tu mad, participando la meditación grupal. 



The Shivananda ashram is a community in a tranquil setting in the forests of southern India where people of all corners come and go and live together, short or long term, practicing yoga and meditation. Early wake up calls, vegetarian communal meals twice a day and voluntary participation in the maintenance activities of the community are all part of the daily routine. Strangely enough, after traveling for more than a year and not having a fixed place, fixed hours or anything closely resembling to routine, this organized life for a few days was most welcome and enjoyable. The part of the program that I disliked, was the meditation which firstly I didn't really understand what it was about, what you are supposed to see or feel, and which I found rather boring and secondly which was too much colored by Hindu religious aspects and impregnated by personal cult to the swamis or teachers. Nevertheless, I profoundly enjoyed the experience and our 7 days of peace and routine. Though upon arriving in Trivandrum again, I devoured my omelet with beef and raw onions and a good coffee, all banned in the ashram.



Yo disfruté muchísimo de la estadía en el Ashram, no sólo porque pude aprender más del yoga, la importancia y beneficios de la buena y correcta respiración, la correcta postura de la columna, la comida saludable, un poco de orden y estructura en nuestro viaje nos vino bien. 
La convivencia con desconocidos, que después de un día ya se hacen tus amigos, claramente no tienes la oportunidad de hablar con todos ni entablar amistad con todos, pero con los pocos que logras relacionarte, creo que se hacen lazos que perdurarán en el tiempo. Yo le tome especial cariño a una española que en un inicio cuando elegí mi cama, se acercó y hablándome en un inglés extraño me dijo que esa era cama de su amiga y que yo no podía estar ahí, a lo que le respondí que me parecía raro porque cuando llegue no había ninguna sabana puesta y los guías del Ashram me habían indicado de elegir cualquier cama sin sabanas, ella me mira desconcertada y me dice: de dónde eres?, De Perú le respondo. Y me dice: oh! Podemos hablar en español entonces, soy Alejandra y tú?, Yo soy Belén, mucho gusto. Al final se olvido de la amiga que de momento desapareció y Alejandra terminó mudándose a la cama de al lado para poder conversar por las noches. Nos hicimos amigas, nos contamos historias, nos dimos consejos, yo la despertaba en las mañanas cuando las campanas no hacían efecto en sus oídos y ella me regalaba galletas oreo de chocolate cuando a ambas nos entraba la ansiedad por algo dulce. 



The ashram, and the hundreds of ashrams in India, attract a wide range of people, different nationalities, different gender, different background and economical status, and people have different motives for doing so, in Belen's case simply the search of spirituality and control of the mind, in my case accompanying my partner, doing something new and learn to do nothing, for others to think about life and what is the way forward and yet for others to digest and recover from personal traumas such as losing close ones or a divorce. Unavoidably, the ashrams attract troubled souls looking for inner peace but not always finding it. One of the saddest and most impacting experiences in my 14 months traveling was waking up in the morning in our dormitory where overnight one of our dorm companions had hung himself, taking his own life. I had seen the young guy sitting with us at the medical check up and now felt terrible not having talked to him or not having seen something strange. The most disturbing for me was the way the ashram and its management dealt with the situation and instead of dedicating some time praying and trying to comprehend why this happened, looking at the person instead of "the case", the whole situation was kept as low profile as possible, I presume in order no to upset the daily routine and the good name of the ashram.


"Jaya Ganesha, Jaya Ganesha, Jaya Ganesha Pahiman.
Shree Ganesha, Shree Ganesha, Shree Ganesha Rakshaman. (Bis)" ... 
Estas eran las primeras estrofas del canto matutino con el que finalizábamos cada sesión de meditación. 
Las campanas sonaban 5:30 de la mañana, a las 6 ya estábamos todos sentados en el salón de meditación en la posición del lotus (sentados con las piernas cruzadas), empezábamos con ejercicios de respiración siguiendo instrucciones del swami, luego teníamos 15 minutos en silencio de meditación, lo que para mí fue bastante difícil ya que tenía todos mis sentidos muy alerta y estaba siempre pendiente de lo que pasaba a mi alrededor, me distraía fácilmente con el movimiento de la persona que se acomodaba al lado mío, o escuchaba la respiración profunda de Johan que por lo general se sentaba a mi lado, olía cuando encendían nuevos inciensos, se me adormecían las piernas, los pies, el dolor bajo en la espalda, y por último los rugidos de los leones que habitaban la reserva nacional que teníamos al frente del Ashram. Era increíble, cómo podíamos oírlos estando a 2 km del parque. Solo una vez logre concentrarme y desconectarme de mi alrededor por 5 minutos, hasta que escuché los ronquidos del señor que tenía delante mío y me trajo nuevamente a la tierra. Después de la meditación teníamos un té, y luego la clase de yoga a las 8 am por dos horas, luego el desayuno a las 10 am y a las 11 am teníamos nuestra actividad de Yoga Karma que consistía en la realización de alguna actividad en el Ashram que no signifique beneficio propio sino para los demás, a mí me tocó trapear el pasillo del dormitorio donde dormía, a otras les tocaba limpiar los baños, a otros les tocaba ayudar a servir los platos a la hora de almuerzo, a Johan le tocó sacar los tachos de basura hacia la calle. Todos teníamos una actividad asignada, y un tutor al que reportar. A la 1:30 teníamos otra vez él te y alguna fruta, a las 3 de la tarde nuevamente clases de yoga hasta las 5, y a las 6:30 la cena... A las 8 pm la última sesión de meditación, finalizábamos con cantos y a las 10pm se apagaban las luces en el Ashram. Y así el ciclo se repetía cada día.  



During our stay in the ashram, I took the chance to join a guided bus excursion by the ashram to the most southern tip of the Indian subcontinent and a few rare sights difficultly accessible and not as well interpreted independently. For Hindus the most southern tip of the Indian subcontinent, Kanyakumari, where three oceans meet, the Indian Ocean, the Arabian Sea and the gulf of Bengal, is a holy place where people take a ritual purifying bath. Due to the accumulation of waste and garbage I just tipped my toes in this spot but couldn't resist enjoying the magic of such extremes, closing my eyes and seeing the Portuguese caravels loaded with soldiers and missionaries and English boats with the Companies private military and administration sail by. If I could just see far enough I would see the Antarctic, the Thai or Malaysian coast and Eastern Africa from this spot where over hundreds of years the most valuable loads were shipped between the extremes of the then known world. Later I took a refreshing afternoon dip in the mildly wild and lukewarm waters of the Arabian Sea before heading to one of the many Hindu temple complexes that litter southern India. While women had to enter bare feet, men had to enter bare feet and bare chest, and we were taken around the maze of the temple by the magic of clarified butter candles. When we would enter a church back in Europe, on a random Tuesday evening, we would probably find it locked and if not, utterly deserted. These Hindu complexes even at that time of the day, and especially running towards the festival season are a never stopping micro cosmos of activity. Fires were lit where pastries were baked in kettles suitable for boiling an entire pig, hundreds and hundreds of clay trays were filled with clarified butter and wicks inserted to serve as candle offerings. Devotees and dressed pilgrims would rush through temple, to honor the different gods and their incarnations, having their front heads pained with tikka, or colored powder, after offering the gods and their ritual-performing Brahmin priests, coins, fruits, coconuts, biscuits, etc. Very different from our monotheistic Abrahamic religions, subject to local interpretations and variations and according to family, region or caste centering on a different main deity, Hinduism is far from my already moderate religious interest. Nevertheless, the buzzing temple life and this earthly representation of the Gods' cosmos on earth where mortal (but reincarnating) souls connect to their (mortal but also reincarnating) monkey gods, fierce destructor gods, handsome warrior gods, tiger riding gods etc is a fascinating experiencing full of noise, activity, color and smell.




Al Ashram llegan personas de todas las edades, nacionalidades, religiones y en la búsqueda de distintas respuestas. Algunos van a perfeccionarse en el yoga para hacerse maestros de yoga, algunos van porque quieren resolver dudas y necesitan tiempo para pensar, otros solo quieren un lugar de paz y tranquilidad después de haber estado viajando por India, otros son asiduos asistentes de diferentes Ashram, otros van a sanar heridas del corazón, otros simplemente a desconectarse del resto, otros no tienen idea de qué hacer con su vida y buscan en el Ashram el espacio y momento para ordenar sus ideas... Yo iba en la búsqueda del control de mi mente, conexión entre mi cuerpo, mente y alma...que de alguna manera lo logre a través del yoga y la correcta respiración. 
Un hecho triste que me marcó dentro del Ashram fue cuando una mañana (25 de diciembre) nos enteramos que un muchacho que también era parte de este retiro, había decidido quitarse la vida. Esto ocurrió en el dormitorio donde Johan estaba durmiendo, uno de los profesores de yoga se despertó de madrugada para ir al baño y cuando ingresa a los baños, lo ve ahí, ya sin vida. A la mañana siguiente pidieron a todos los de ese dormitorio que evacuaran el lugar, que sacaran todas sus cosas y se mudaran a otros dormitorios vacíos. Llego mucha gente al lugar, investigadores tomando declaraciones de algunas personas. Policías, médicos, familiares del fallecido, y finalmente gente que se encargaría de hacer una limpieza al lugar para evitar que el espíritu se quede dando vueltas y el dormitorio quede nuevamente habitable (ritual Hindu que se hace cada vez que alguien se suicida). A mí me choco muchísimo este hecho. 
En primer lugar porque la persona que lo hizo fue alguien que estuvo sentado frente a nosotros el primer día que llegamos y tuvimos que ir al chequeo médico en el Ashram. Recuerdo al muchacho, tendría entre 25 y 28 años, flaco, pelucón, piel morena, ojos grandes, mirada perdida, cuando lo vi percibí ligera tristeza pero pensé que quizá estaba tomando voto de silencio y por eso estaba tan callado y aislado. Luego cuando me enteré que era él quien se había suicidado, me sentí tan terrible de no haberme acercado, o no haberle dicho al menos: Hola, cómo estás?. Me dejé llevar por la primera impresión y pensé que quizá querría estar solo y que prefería su soledad y simplemente no hice nada al respecto. Me di cuenta de lo fácil que es dejarse llevar por la primera impresión, que no siempre es certera, me di cuenta que muchas veces lo que vemos a nuestro alrededor no es realmente lo que parece, y que cada uno de nosotros somos un mundo independiente con emociones, penas, pensamientos, alegrías, motivaciones, experiencias y que realmente no puedes saber nada de la persona que tienes al lado con solo mirarla. Me arrepentí no haberlo saludado cuando pude, me lamenté que alguien tan joven se quitara la vida, me angustie de pensar en las razones que pudo tener para llegar a esa solución, recé las siguientes noches para que su alma descanse en paz. Lo segundo por lo que me sentí afectada fue por el trato que le dio el Ashram al suceso. Nadie dijo mucho, todo se mantuvo en silencio. Yo hubiese esperado un par de rituales y rezos por el alma del muchacho, que tenía nombre y apellido pero que en el Ashram solo fue mencionado como: el caso lamentable. 


The ashram, being close to Christmas and catering to a mainly occidental public with Christian or at least a Christmas tradition, organized a distinct cultural program with talks and events in the afternoon and evenings. Some were simply fascinating and spectacular such as the classic tabula concert or the Kathakali, where beautifully made up and dressed up man represented parts of the great Hindu epics, where every word was expressed by a hand gesture or a mimic. Others such as talks on Ayurvedic medicine I let pass. On Christmas evening, the day of the year that I traditionally most miss my family, a simple but well organized celebration was held including music, Christmas carols, a vegetarian and onion free but delicious Christmas meal and some communal reflections and wishes. After a week in retreat, a very simple and humble Christmas and my birthday coming up we decided to move on an having reached the southern most tip of the Indian sub continent we now turned east again towards the Bay of Bengal and crisscrossing  this gigantic landmass a few times.





Y así pasaron los 7 días en el Ashram, ejercitando el cuerpo, corrigiendo posturas, trabajando en la respiración y concentración, comiendo sano y siguiendo al pie de la letra los horarios y estructuras impuestas por el centro espiritual. Paseando por los jardines del Ashram, leyendo bajo la sombra de los árboles, disfrutando de la vista que teníamos del lago frente al Ashram (en el que fui a pasar el día y bañarme en nuestro día libre que Johan decidió salir de excursión). 
El último día después de la clase de yoga matutina, saque hora con la masajista para recibir un masaje con aceites de pies a cabeza. Luego fuimos a tomar unos jugos al bar del Ashram (la carta del "bar" consistía en jugos desintoxicantes en base a zumo de fruta natural). A las 3 de la tarde estábamos nuevamente con nuestras mochilas encima, saliendo del Ashram, caminando cuesta abajo al paradero de buses para tomar un bus con destino a Maduray y posteriormente Pondicherry donde celebraríamos año nuevo y cumpleaños del Chiwawin. 




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