Fueron alrededor de 11 horas en el bus que nos llevó de Kathmandu al pueblo desde donde iniciaríamos nuestro hicking. En el bus al menos veníamos sentados, había gente que estuvo parada y otros sentados en los pasillos del bus. Canastos con pollos, costales de frutas y verduras también iban en el pasillo del bus. Hicimos varias paradas a recoger gente, a que se baje gente, a que la gente vaya al baño, a que la gente compre algo de comer y también a que la gente baje a vomitar. El camino una vez más, estaba lleno de curvas por lo que el 80% de los pasajeros venía con la cabeza inmersa en una bolsa plástica. A nosotros solo nos dio un poco de dolor de cabeza, por la altura debe haber sido... Pero nada tan terrible como les suele dar a los lugareños. Así que por fin, después de las 11 horas de viaje, llegamos a las faldas del Himalaya. Descendimos del bus, y emprendimos cuesta arriba en busca de algún Guesthouse donde poder pasar la noche y a la mañana siguiente salir temprano a nuestra excursión.
The main reason for coming to Nepal was for the hiking and off course venturing out in the Himalayas. Being February, I was convinced to find the Himalays covered in snow and inaccessible but was pleasantly surprised by warm lowland temperatures, moderate temperatures in the mountains and very few people on the trails. Having the choice of a wide range of tracks and areas, including Everest and Annapurna Range, we opted for Langtang being a little more off the beaten track and also considering that this valley had suffered the most during the 2015 earthquake, that the trails were recently reopened and that the people were in desperate need of tourists and income. So after obtaining the permits and other paperwork in Kathmandu, with a very unclear notion of were this money is actually flowing, we set off for Langtang on an early morning, 11 hour, back breaking bus. Joined by Nepalese families, animals and fruits, blaring Nepali pop music and a lot of vomit flying around, we eventually made it to the last village on the tar road and the first on our trek.
A la mañana siguiente a eso de las 5am, estábamos listos tomando desayuno, ajustándonos los botines, subiéndonos cierres de chaquetas y poniendo al hombro las mochilas. Empezamos a ascender, primero pasamos un puente que cruzaba un río, luego cruzamos por en medio de un pueblito estilo tibetano, algunos Guesthouse adornados de banderines de colores. Después de aproximadamente 2 horas subiendo por senderos que atravesaban bosques de pino, decidimos hacer una parada en un pequeño Guesthouse que a su vez era una casa de té, por lo que nos sentamos en la terraza a disfrutar de un té con limón y un buen pedazo de torta de chocolate, uhmmm me pareció la torta más deliciosa! Una ves recargadas las energías y fuerzas, continuamos escalando las montañas del Himalaya. Dejamos atrás los bosques frondosos, y pasamos a un paisaje más de montaña, menos árboles y más roca, íbamos siempre por un sendero paralelo al río, por lo que más de una vez paramos a aclimatarnos comer algún snack y acostumbrar los pulmones a la falta de oxígeno que empezábamos a experimentar.
After spending the night in a simple guesthouse with the thundering sound of the Himalayan river in the background, we had an early breakfast and an early start for what was going to be a 3 day 2400 m ascent. Initially, the trail led us through forest and vegetation, always following the wild river from closely or higher up in the canyon. Our first stop was a good piece of chocolate cake in one of the teahouses. One of the beautiful things about hiking in Nepal, is the relative proximity of villages in the mountain areas and also the infrastructure for eating, sleeping and drinking they offer. The Langtang valley is mainly inhabited by people strongly related and probably descendant from the Tibetans and as such have the faces, dresses and customs but are all, without exception, extremely friendly, good hearted and hard working. As such, the first night we spent in a beautiful teahouse, facing the afternoon sun, above the Lantang river, and we had a good diner, a warm stove for its gets freezing cold in the night and a warm night in our -15C rented sleeping bags. We woke up to a beautiful day and started making altitude meters.
En el camino cruzamos con un par hickers que iban en nuestra dirección y otros ya en sentido contrario que venían de regreso. Lo que me sorprendió fue ver el tráfico que hay de personas locales (Nepali y Tibetanos) que subían la montaña cargando materiales de construcción en la espalda. Algunos llevaban tablones de madera, otros llevaban puertas de Madera amarradas en la espalda y sujetadas por la cintura con cuerdas. Al verlos pasar por mi costado, a paso ligero y usando sandalias (de esas de playa), no entendía de donde sacaban tanta energía y fuerza, los senderos muchas veces eran caminos muy estrechos al lado de precipicios, no eran caminos fáciles, algunas veces pasabas por lugares donde había ocurrido un deslizamiento y por lo tanto el sendero estaba lleno de piedrecitas pequeñas que te dificultaban avanzar, dabas tres pasos y resbalabas uno... Tenías que pisar firme y ayudarte a veces con las manos para no deslizar. Con todas estas dificultades en el camino, estos pequeños y menudos muchachos Nepali, subían y bajaban cargando más de 50 kilos en las espalda y yo a veces quejándome del calor, del dolor de cabeza por la altura y mi mochila pequeña de no más de 5 kilos. Claramente al verlos a ellos, cambie de actitud, nosotros estábamos haciendo esta caminata por disfrute y goce, ellos lo hacen como actividad laboral, hacen de "cargadores" ya que hay pueblos en la montaña del Himalaya donde la única manera de llegar es caminando o montándote en un burro. Lo curioso es que estos cargadores, al verte pasar aún estando agotados y sin fuerzas, te saludaban siempre con un "Hello" o "Namaste" y una linda sonrisa.
After a while the temperate forest started to disappear and gradually making place for real rough mountain landscapes with high rock walls, clattering rivers, the occasional pine tree and the one Tibetan village after the other. Langtang suffered tremendously when the earthquake triggered a massive landslide, wiping out entire villages and killing scores of people. After the earthquake, people fled to other places as aftershock after aftershock would come but as no immediate help came from the outside world, people spent days in the mountain trying to survive and waiting for help. We walked over the landslide where still many corpses lay buried and many houses destroyed. The landslide triggered such a massive displacement of air in the valley, that on the other side of the valley all trees were flattened, blown to the ground for over a kilometer. And so these communities try to get their lives back on track, repairing or rebuilding houses, setting up their economic activities and trying to forget all the people, families, friends, acquaintances, that are still buried by the stones. We tried to divide our money between the communities, always eating and sleeping in different places. We enjoyed the warm hospitality of these people but couldn't help to be moved watching the pictures off deceased families members while they were fighting to make a living in the aftermath.
Otra cosa que llamó mi atención en esta caminata fue la hospitalidad de los tibetanos. En especial las mujeres...son bastante amables, amigables y risueñas. En cierta manera me hicieron recordar a las picaras muchachas que conocimos en las montañas de Sapa en Vietnam. A lo largo de la caminata, pasamos por varios Guesthouse y casas de té, donde en la puerta estaban las mujeres invitándote a pasar a descansar y tomar una taza de té. Además de ser risueñas y picaras, a mí me llamaba mucho la atención sus atuendos coloridos. Faldas sobre otras faldas, pañuelos de colores en la cabeza, pantalones de lana bajo las faldas... Qué parecido a las mujeres de la sierra de Peru, sentí por un instante estar caminando y pasando por pueblitos de las montañas de Perú. La segunda noche dormimos a 3000 mts/snm, yo estaba con un poco de dolor de cabeza pero nada grave comparado con el pobre Johan. Empezó a tener dificultades para respirar mientras subíamos, estaba muy agotado... Quizá por la altura, por el peso que llevaba en la mochila, o quizá también influyó que había estado con una obstrucción de los bronquios de la cual no se recuperó al 100% y ahora estaba sintiendo las consecuencias. En el Guesthouse donde nos quedamos a pasar la segunda noche, estuvimos en el área común junto a la bosca de leña para poder calentarnos...pero aun así, Johan no lograba calentar el cuerpo, estaba tiritando de frío y sudando. Nos fuimos a acostar temprano, nos pusimos toda la ropa que teníamos en la mochila, nos metimos dentro de los sacos de dormir, cerré los ojos y caí inmersa en un sueño profundo hasta el día siguiente que desperté por frío. Las ventanas de la habitación estaban congeladas, y eso me trasmitía frío a la cabeza. Johan había pasado una noche terrible, con escalofríos, palpitaciones aceleradas del corazón, fiebre... Pero al amanecer ya estaba más estable y después de un pan con queso, omelete y taza de café, salimos nuevamente por nuestro último tramo y llegar a lo que sería nuestro punto más alto... 4000 metros.
During the second night and after dinner, I couldn't get my body warmed up, nevermind how close I was to the wood fire. Chilled to the bone I got shaking and trembling in my big warm sleeping bag and when laying down hearted my heart pounding in my ears with a heart rate as if I was still walking up the mountain. I spent a terrible night in between chills, feverish dreams and a never lowering heart beat and became seriously worried about my condition. After the Ferris wheel in India, this was my second prayer to God for not dying yet. Being well used to work at altitudes over 4000 meter in Chile, I didn't think the height would affect me, but after analyzing the symptoms, and considering the effort of walking with a heavy pack and the fact that I had been struggling with my bronchies for the last 3 weeks, I believe I was seriously affected by the altitude. Luckily, the next morning I was back in shape and again we continued our ascent.
El último tramo tratamos de hacerlo bastante más pausado, descansando de vez en cuando bajo un árbol, parando a tomar té o solo sentarnos en algún lugar desde donde teníamos una linda vista del valle. Pasamos por el pueblo que fue destruido por el terremoto en el 2015, todo está en escombros, el sendero cruza lo que fue el pueblo, y aún puedes ver casas cubiertas por tierra y piedras, ves rastros de lo que fue un pueblo, ahora bajo escombros.
Llegamos a nuestro destino final, donde nos quedamos en el Guesthouse de una pareja tibetana joven que lo habían perdido todo en el terremoto, y ahora habían abierto hace 2 meses este sencillo pero acogedor Guesthouse. Ambos trabajaban en el negocio. El tomaba los pedidos de comida y cortaba las verduras, ella era la que cocinaba y hacia limpieza de las habitaciones. El se encargaba de mantener la leña prendida para conservar el calor dentro de la casa, ella dos veces a la semana salía a recorrer el sendero a ver si encontraba caminantes en el trayecto a los que pudiese ofrecer estadía en su hospedaje. Lo que a nosotros nos había costado 3 días en llegar a la cima, ella lo hacia en 4 horas. Ella a veces la veía en una esquina de su cocina llorando, el sentado a su lado hablándole, y luego poniéndole un brazo alrededor del hombro en modo de consuelo. Luego de consolarla, se para y dirige al mueble de madera que tienen en la cocina y saca una botella de agua ardiente, de la que se sirve una copita y la bebe de un solo trago. Familias como esta, deben haber muchísimas en Nepal, gente que perdió familiares y amigos en el terremoto del 2015, y que aún no han podido recuperar los cuerpos, los cuerpos siguen ahí bajo escombros, los sobrevivientes empezaron a construir sobre escombros, y otros se mudaron al siguiente pueblo para empezar de nuevo en un lugar que no le traiga constantemente a la memoria la tragedia que sucedió.
In our last few kilometers to the final destination of the village of Kyanji Gompa we entered into a different world, praying mills driven by mountain streams, more and more skeptical looking yaks, a little bit of fog that dampened the sounds and an extra humane effort to keep walking. We were both at the end of our energies but still enjoyed the magic of the surrounding when we finally arrived at the village. We started looking for a guesthouse. Having several recommendations of relatives lower in the valley in our pocket, several pleas of people who needed business and plenty of other options choosing was hard. Many peoples business had been destroyed and had just rebuild it, while others, previously dedicating themselves to other activities, where now using the money for reconstruction to make a guesthouse of their home as well. All this causing an excess of options and practices such as offering free accommodation on he condition of eating in the guesthouse. Considering that whatever money spent would be well spent, we choose a rather small guesthouse with many hours of sunlight and a young couple that lost everything, including most relatives, setting up their business again. Considering we had again gained 700 m that day, I got another round of altitude sickness symptoms though not as severe as the previous night and slept most of the afternoon, curled as a cat soaking up sunlight behind the window.
El 5to día de excursión empezó nuestro descenso, el cual se fue haciendo más fácil conforme íbamos sintiendo que ingresaba más oxígeno a nuestros pulmones. Era como una inyección de energía cada 100 metros que bajábamos. Pasamos la noche en un Guesthouse al lado del río, donde al día siguiente a la hora del desayuno me estaban trayendo mi pan con queso derretido y encima mi veleta de cumpleaños. Johan y el dueño del Guesthouse (otro muchacho nepali) ingresaban a la sala común donde yo estaba tomando mi té con limón, ellos sosteniendo mi pan con velitas y cantando el happy birthday, bueno...solo Johan lo cantaba, nuestro amigo Nepali, solo tarareaba el ritmo y sonreía detrás de Johan. Nos demoramos dos días en descender completamente, pasando por pueblos remotos donde rara vez pasaban turistas. Por lo que siempre fuimos muy bien acogidos y recibimos abrazos y sonrisas por todos lados. Aunque el camino que tomamos por los pueblos remotos no fue el más directo hacia nuestro punto de partida, casi terminamos en la frontera con China, de hecho... Pasamos por encima de la carretera donde los camiones de carga hacen fila para cruzar la frontera a China, pero nosotros continuamos cuesta abajo, buscando atajos que nos llevasen al pueblo de origen antes de que caiga la noche. Llegamos a nuestro pueblo otra vez en las faldas del Himalaya, con los músculos destruidos, pero con la satisfacción de que lo habíamos logrado. No cualquiera sube las montañas del Himalaya eh! Llegamos a nuestro hospedaje a darnos un baño de agua caliente, ponernos ropa limpia y salimos a tomar un agua ardiente a la cantina del pueblo, donde había una sola mesa, llena de viejitos que tomaban la misma agua ardiente mientras veían una película comedia Nepali. Nosotros acompañamos la mesa de viejitos, pero hicimos nuestro brindis por mi cumpleaños y luego nos fuimos a descansar para estar listos para el día siguiente subir al bus de regreso a Kathmandu.
We decided to stay 2 nights at our end point and in the morning I set off, joined by an Australian, to climb one of the smaller mountains in the village. Soon the Australian disappeared many zigzags above me and I was struggling with myself. I recalled my Chilean technique of setting a target 50 m away, walking towards it and then do another extra few steps before taking a break. I finally made it to the top, exhausted, but with the most magnificent views all around me, peaks, glaciers, meadows, Tibetan houses. Down again and after a decent lunch, we walked further in the valley soaking up this amazing Himalayan atmosphere. Walking through the valley we crossed rocky fields left by rivers or glaciers, a plane wreck and then arrived to some meadows with horses and ruins of ancient settlements. We sat and stared for a while deeper into the valley to what could have been the end of the world with a mixture of pride in getting here (congratulations Belen), satisfaction of being there and a melancholy of having to turn back on our own steps towards civilization.
A la mañana siguiente salimos temprano al paradero para subir al bus con destino a la capital. Íbamos de lo más cómodos cuando repentinamente frenamos de golpe en una curva y no nos movimos más. Todos descendimos del bus para ver qué había sucedido. Un camión lleno de carga que venía en sentido contrario, había sufrido daños en los ejes de los neumáticos y estaba estacionado en medio del camino. No había manera de moverlo, y el espacio que quedaba para pasar era muy angosto, de tierra resbaladiza, y pegado al barranco. No era seguro para cruzar con el bus. Por lo que no nos quedaba de otra que esperar a que llegase una grúa a mover el camión. Pero no nos íbamos a quedar ahí todos mirándonos las caras, en nuestro bus, hicimos grupo con una pareja de argentinos y otra de españoles, con los que veníamos conversando sobre viajes y habíamos congeniado muy bien, así que como buenos latinos e hispanohablantes, caminamos 4 km hasta el pueblo más cercano, sacamos mesas y sillas de un bar y armamos la fiesta en la calle. De pronto el pueblo relajado y tranquilo de Nepalis, se vio invadido por un grupo de sudacas y españoles que llegaron a poner música latina, comer unos snack y tomar unas cervezas hasta esperar que pase nuestro bus a recogernos. Y así es...a mal tiempo buena cara. No siempre las cosas van a salir como uno quisiera, y cuando esto sucede... Hay que tratar de ver el lado bueno o darle vuelta a la situación. Tres horas más tarde pasó nuestro bus, al que todos felices subimos, y continuamos camino a Kathmandu. En Kathmandu llegamos por la tarde, y en la madrugada estábamos sentados en un taxi con destino al aeropuerto, desde donde dejaríamos el continente de Asia, y pasaríamos a Europa.
Walking down was definitely easier and the rich oxygen mix made everything flow smoother. On our way down we celebrated Belen's birthday with the means we had, a candle on a Tibetan bread and off course presents. In the evening we had a few drinks of hot alcohol, which the owner found a good excuse to drink a few himself. The man with a good heart, a bad alcohol habit and a sad smile, made ends meet by being the cook in high season in the lodge and by renting the guesthouse to operate it himself in the low season, scratching meager margins. We were happy we came to this specific region, to meet the people, to see their situation and their prospects and to have contributed, instead of to a Kathmandu operated trekking agency, a bit to this local community. On our last day we took an alternative route back, treating Belen on an extra long walk for her birthday, and on a less travelled path high in the valley. Most of the guest houses were closed due to the low season, but starving by 3 o'clock in the afternoon, we saw movement in some house and asked if we could have lunch. We were welcomed in the kitchen were the entire family, consisting of about 20 men and women, young and old, were preparing dough pastry for the Tibetan new year which would take place in a few days. A full plate of rice and beans, a glass of hot rice wine and some pastries on the grandmother of the house later, we were back on track for a final descent skirting the Chinese border. Exhausted, hungry, thirsty, dirty and starting a new birth year we arrived at our starting point and made up for all of these and got light in the head on the oxygen excess, the happiness and the hot birthday millet beer.
Habían dos filas mientras hacíamos el Check in, una para extranjeros (donde estábamos Johan y yo) y otra para Nepalis, desde donde la señorita del counter, me hacía señas de que cambie a esa fila. Yo no entendía por qué me pedía que me cambie de fila, hasta cuando llegó mi turno y me cambie de fila y ella me empieza a hablar en Nepali, a lo que respondí: "I'm sorry, but I dont speak Nepali". Y ella entre risas me dijo: " oh, I'm sorry! I thought you were from Nepal.
Y si, en todo el viaje me han confundido con gente local... En India a cada rato me decían que era de India y no de Perú... Ahora en Nepal también dos veces la gente me hablaba en Nepali, y una vez que se daban cuenta que no les entendía, me preguntaban de dónde era. En Irán también me han confundido con local, en Georgia me confundieron con Árabe, y en Turquía pensaron que era Turca de la zona Kurdistán. El colmo ya fue en Albania, donde la gente también me empezó a hablar en Albanés y claramente yo no entendí nada, y luego me preguntaron: Italian?
On our last Nepalian road adventure towards Kathmandu a truck broke down in the narrowest bit of road, stopping all Kathmandu traffic. Most Nepalis, used to these situation and with some stoicism sat down smoking and waiting, for what seemed to be destined for a long wait. A small group of Spanish speaking foreigners got together sharing their walking stories and a few jokes, after an hour came up with several inventive solutions for getting the truck out of the way and finally resigned and started walking. Upon arriving to the next town, we took a street side table in a small bar, ordered some Nepali tapas and cold beer, had a round of Latin music and waited for the next 4 hours in style until the bus passed by and picked us up again. Back in Kathmandu we discovered the city a bit, had a proper birthday dinner and bought our westbound flights stuck due to expired Indian visas, China's Tibet mmmm occupation and policies and a certain fear to cross Pakistan from east to west. And as such, on an early morning we flew over the almost entire range from east to west over the Himalayas, to touch ground in Dubai and then head to where the Asian continent holds onto Europe (or vice versa) by a few bridges.